Después de mucho meses de inactividad pescadora por razones laborales, pondré una jornada de pesca de esta pasada primavera. El lugar: Río granítico de montaña, naturaleza exuberante, truchas autóctonas y combativas, y ningún otro ser de dos patas a la vista, en definitiva un lugar para olvidarse de todo y disfrutar plenamente de la naturaleza.
Comienzo por el final, volviendo al coche con una gran sonrisa y este bonito atardecer como broche final de la jornada.
Algunas de las protagonistas de la jornada. Todas fueron engañadas con ninfas de oreja de liebre en diferentes tamaños y colores, la verdad que fueron generosas en sus picadas. Al contrario que algunos mosqueros, me gusta mucho la pesca con ninfas en estos pequeños ríos o tandem seca-ninfa.
Y algunas fotos de este precioso río.
Otra de sus moradoras.
Un saludo y buena pesca sin muerte.